Hace pocas semanas veíamos al presidente español, Pedro Sánchez, asistiendo al acto de presentación del “Plan de Paz para Oriente Próximo” –el supuesto acuerdo de alto el fuego en Palestina-. Aunque ya lo habían comentado algunos medios, en esta ocasión volvió a mantenerse en la postura de no aportar hasta el 5 % del PIB a la OTAN, algo que Estados Unidos estaba exigiendo. Sánchez lo argumentaba explicando que no iba a hipotecar el futuro social de España.

https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/actividades/paginas/2025/131025-sanchez-firma-paz-oriente-proximo.aspx

Desde entonces, el presidente del gobierno “más progresista de la historia democrática española” ha vuelto a virar en sus intenciones, y hemos conocido que ha repartido ya más de 14.200 millones de euros a la industria militar. Lo ha hecho sin publicidad, eligiendo a través del Ministerio de Defensa y el Ministerio de Industria a las agraciadas corporaciones que podrán disponer de importantes partidas económicas al 0 % de interés.
La situación nos lleva a plantearnos varias cuestiones. ¿Qué necesidad tiene el Ejecutivo “socialista” de adjudicar este dinero sin publicidad y sin informar de ello a la ciudadanía? Ya hemos comprobado en muchas ocasiones cómo la falta de transparencia en la gestión de este tipo de decisiones fomenta, sin ir más lejos, la corrupción. ¿Acaso no han aprendido nada del caso Ábalos? ¿Tendría que creer la ciudadanía en las supuestas medidas anticorrupción que el gobierno asegurar haber tomado para evitar casos de despilfarro económico? ¿Cómo se supone que el gobierno va a controlar las subcontrataciones que las empresas elegidas realicen con estos préstamos económicos? Y nos lo planteamos porque supuestamente el gobierno del Estado español ha asegurado que no comercializará con Israel debido al genocidio que está perpetrando en los territorios ocupados de Palestina, pero ¿cómo podríamos estar seguros de que estas partidas no van a ir a parar a las arcas de alguna corporación israelí?

De nada sirve (hacer ver) que se le plante cara al presidente del país con el ejército más poderoso del mundo si después, a la hora de la verdad y de espaldas al pueblo se llega a otros acuerdos y se termina cediendo a las presiones internacionales, como la diseñada por EE.UU. para presionar a los países miembros de la OTAN para que aumenten su aportación al mantenimiento de la misma.

Y es que lo que se entrega para la industria y el negocio de la guerra hay que restárselo a otras cosas más importantes para las personas. Los servicios públicos, las políticas de fomento y mejora del empleo, la sanidad, la educación, etc. y todo lo que conforma lo que conocemos por “Estado del Bienestar” no se defiende con palabras y gestos para el momento de la foto o para el titular de una entrevista. Sin hechos que demuestren la verdadera intención de velar por los derechos y los intereses de la ciudadanía todo lo demás es un brindis al sol. Es decir, de nada sirve plantar cara al “todopoderoso” D. Trump si después, en la intimidad, toca doblegarse, ceder y mentir para manipular ante la opinión pública las condiciones del verdadero pacto.

Desde la Confederación General del Trabajo (CGT) conocemos la situación en la que miles de personas y familias de clase trabajadora tienen que sobrevivir cada día. Siguen existiendo desahucios, precariedad, temporalidad laboral, siguen muriendo decenas de personas todas las semanas mientras se ganan la vida en sus centros de trabajo. Varias generaciones han asumido que no podrán tener acceso a una vivienda. En algunos territorios estallan escándalos donde las personas mueren por los recortes salvajes y el desmantelamiento de servicios esenciales como es la sanidad en Andalucía. Para colmo, si a la gente le da por responder en las calles son perseguidas, apaleadas, detenidas, encarceladas y enjuiciadas, gracias a sus marcos normativos y leyes mordaza. Por todo ello, nos reafirmamos en nuestro mensaje: nada para los señores de la guerra. Y continuamos insistiendo en que sin ejércitos no habría conflictos armados, además de ser siempre la clase trabajadora la que tiene que perder y pagar siempre por las decisiones de una élite burguesa y criminal.

Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT.