El crimen de la trabajadora del Servicio de Atención a Domicilio de O Porriño (Vigo) vuelve a poner encima de la mesa el debate sobre la inseguridad y la indefensión que estas profesionales sufren en todo el Estado. También evidencia la falta de empatía de las administraciones públicas hacia quienes se encargan de una labor esencial en nuestra sociedad, como son los cuidados de aquellas personas que ya no pueden valerse por ellas mismas o sufren alguna enfermedad que se lo impide.

Teresa González tenía 48 años y se ganaba la vida cuidando. El pasado martes 29 de julio, como cada día, acudió a casa de un matrimonio mayor para atender a la mujer de 72 años, en situación de dependencia a causa de un ictus. No llegó a entrar en la vivienda porque el marido, de 73 años, le estaba esperando para agredirla. Lo hizo y las heridas fueron mortales. Teresa falleció allí mismo y fue hallada a las pocas horas.  

Tan solo un día antes, ella había comunicado formalmente a la empresa que la empleaba, Aralia Servicios –con más de 30 años de trayectoria en la prestación y externalización de servicios de atención socio-sanitaria entre otros-, que renunciaba a este puesto de trabajo porque sentía miedo, y detalló episodios de acoso sexual por parte del marido de la mujer a la que cuidaba. La empresa, que ha reconocido al sindicato Confederación Intersindical Gallega (CIG) que su trabajadora se había “quejado” de la situación que venía padeciendo en su entorno laboral, no actuó en consecuencia. La falta de respuesta, de una acción rápida por parte de la concesionaria de este servicio y responsable de su plantilla, expuso cruelmente la vida de esta mujer 24 horas después. Es, sin lugar a dudas, un caso más de terrorismo patronal, de abandono de la clase trabajadora a unas condiciones indignas por parte de empresas sin ningún tipo de respeto hacia la vida de sus plantillas. Personas como Teresa son “reemplazadas” sin investigación, sin medios o “remedios” en un trabajo muy complicado y muy poco reconocido. El propio sindicato donde estaba afiliada Teresa, la CIG, ha explicado que muchas mujeres “rotan” de un domicilio a otro sin ser avisadas de lo que van a encontrarse, o de las razones por las que otras compañeras han pedido un cambio, un relevo o simplemente abandonar. Además, suelen acudir solas para realizar estas labores, sin compañeros ni compañeras que, dado el caso como lo ocurrido en O Porriño, puedan socorrer en situaciones graves. Por desgracia, el de Teresa no ha sido el único caso o ejemplo. Hace unos meses vivíamos otra muerte, la de Belén en Badajoz, una educadora social de 36 años que también había denunciado con anterioridad episodios de violencia en el piso donde ejercía su profesión con menores tutelados.

El sector de los cuidados es un sector muy feminizado y precario donde las condiciones laborales son difíciles a pesar de que la labor es totalmente imprescindible para que miles de familias puedan salir adelante cada día, para muchas que no pueden conciliar vida familiar con la vida laboral. Es por ello que desde CGT, uniéndose a las manifestaciones de dolor por la compañera asesinada, se viene exigiendo la aplicación del Real Decreto 893/2024 de 10 de septiembre, “por el que se regula la protección de la seguridad y la salud en el trabajo del servicio del hogar familiar”. Para CGT, esta normativa establece nuevas obligaciones para las empresas concesionarias de este tipo de servicios, pero también otorga derechos a las plantillas que desempeñan esta labor. Porque no se puede abandonar a su suerte a quienes están lidiando cada día con seres humanos con necesidades muy importantes para tener una existencia digna. Para ello es urgente conocer qué tipo de patologías sufren muchas de estas personas, para no tener que sufrir riesgos que pueden evitarse y prevenirse. Además, es igual de necesario un refuerzo de las plantillas y una mayor supervisión por parte de los poderes públicos, que al fin y al cabo son los que permiten que determinadas empresas se lucren a costa de servicios públicos esenciales.

Desde CGT exigimos a las administraciones públicas medidas contundentes para que los derechos laborales de las personas trabajadoras de los cuidados estén garantizados. Sin ellas nuestra sociedad no se sostendría, y desde luego estas empresas tampoco disfrutarían de unos beneficios escandalosos a costa de unas condiciones laborales precarias y unos servicios públicos cada vez más mermados.

Comunicado CGT Oficios Varios de Madrid: ‘TODAS SOMOS TERESA’

https://www.cgtmadrid-ovarios.org/index.php/22-featured-news/414-todas-somos-teresa

Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT