Esta técnica agresiva usada para explotar las últimas reservas de gas natural es compleja y costosas y con imprevisibles consecuencias sobre el medio ambiente, las gentes y las reservas de agua dulce.
En Burgos, en España, Europa y el mundo entero ha comenzado la carrera para la conquista de los últimos recursos de gas y petróleo. Quién la va ganar, no está claro, pero los perdedores ya se conocen: la población que vive en los territorios afectados, los acuíferos y, con ellos, todos
nosotros.

Esta técnica agresiva usada para explotar las últimas reservas de gas natural es compleja y costosas y con imprevisibles consecuencias sobre el medio ambiente, las gentes y las reservas de agua dulce.
En Burgos, en España, Europa y el mundo entero ha comenzado la carrera para la conquista de los últimos recursos de gas y petróleo. Quién la va ganar, no está claro, pero los perdedores ya se conocen: la población que vive en los territorios afectados, los acuíferos y, con ellos, todos
nosotros.
Los beneficios serán a corto plazo y recaerán en unos pocos: las empresas que trabajan en el sector, algunos puestos de trabajo para gente especializada, algunos políticos que ganan votos e influencias.
Las consecuencias negativas serán para siempre: el destrozo de parajes naturales, culturales y sociales, la contaminación de acuíferos y ríos, el almacenamiento de residuos tóxicos.