El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), organismo que vela por la seguridad atómica, atribuyó este hecho inédito a una «mala casualidad». Pero las organizaciones ecologistas lo achacan a la pésima cultura de seguridad con que Iberdrola y Endesa, propietarias de las cuatro nucleares afectadas, gestionan las plantas. «Además, el parque nuclear español es muy viejo y cada vez fallará más», auguró un portavoz de Greenpeace.
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