Este 28 de junio volvemos a las calles. Porque el Orgullo no es una fiesta vacía ni una campaña de marketing con banderas arcoíris. Es lucha, es memoria, es rabia y es deseo. Es clase obrera organizada, es resistencia contra la violencia que sufrimos cada día las personas LGTBIQA+.

Desde CGT lo decimos claro: no vamos a callar mientras nos niegan el acceso al empleo, nos despiden, nos echan de casa, nos excluyen de servicios públicos o nos agreden por ser quienes somos. Nos organizamos desde abajo para defender nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestros espacios.

Más agresiones, más discriminación, más abandono institucional

En el último año, las agresiones contra las personas LGTBIQA+ en el estado español se han DUPLICADO afectando al 16,25 % del colectivo: más de 800.000 personas agredidas. Pero la violencia no se limita a los ataques físicos. Más de 1,2 millones han sufrido discriminación al intentar acceder a derechos básicos como el empleo, la vivienda o servicios esenciales. Muchas veces ni siquiera se nos permite llegar y cuando lo hacemos nos expulsan.

Todo esto ocurre en espacios públicos, en centros educativos y también en servicios que deberían protegernos. Lugares donde deberíamos poder vivir, expresarnos y aprender con libertad siguen marcados por una sociedad machista, patriarcal y heteronormativa que nos margina, nos censura y nos ataca. Y, mientras tanto, las instituciones fallan: no nos cuidan, no nos protegen, y muchas veces son parte del problema.

Persecución y Criminalización

Desde 2020, la represión contra ciertos colectivos LGTBIQA+ no ha cesado. Tal y como viene denunciando el Movimiento Marika de Madrid, bajo la excusa del “chemsex” se han intensificado redadas, cacheos humillantes y vigilancia policial que criminalizan nuestras redes de placer, apoyo mutuo y resistencia. Esta persecución también se dirige contra espacios okupas y, de forma preocupante, se ceba en jóvenes del colectivo.

Desde CGT exigimos el fin de la criminalización de las prácticas sexuales disidentes y de la represión contra nuestros cuerpos, vidas y espacios.

Educación pública e inclusiva

Uno de cada cuatro jóvenes LGTBIQA+ ha sufrido acoso escolar, y en el 64 % de los casos los centros no hicieron nada. El abandono escolar en el colectivo se dispara hasta el 18,9 % y menos del 30 % del profesorado se visibiliza. Así se perpetúa un sistema educativo que nos silencia, nos aísla y nos empuja fuera.

Por si fuera poco, la Ley Trans estatal (Ley 4/2023) que debía protegernos, impone retrocesos como la eliminación de la gratuidad del cambio de nombre en los títulos académicos levantando barreras económicas y simbólicas que refuerzan la exclusión. Exigimos una educación pública, laica, inclusiva y segura, con formación real en diversidad desde las primeras etapas y protocolos efectivos contra la LGTBIQA+fobia escolar.

Trabajo, vivienda y condiciones de vida dignas

El 70 % de las personas LGTBIQA+ en edad laboral no se atreve a visibilizarse en su empleo. El 10 % ha sido despedido o bloqueado en su desarrollo profesional por su orientación o identidad. Pero la precariedad empieza antes: muchas personas ni siquiera acceden al mercado laboral. El 30,6 % está en riesgo de pobreza, un 13 % por encima de la media estatal.

Ser trans, migrante o disidente multiplica la precariedad: sin trabajo, sin techo, sin servicios básicos, sin alternativas. Exigimos políticas públicas reales que garanticen acceso a vivienda, empleo, sanidad y protección social sin discriminación.

Represión global, retrocesos internacionales

A nivel mundial, 62 países siguen castigando las relaciones entre personas del mismo sexo con cárcel o violencia física. En 12 de ellos con la pena de muerte. Mientras tanto, en Reino Unido, la nueva definición legal de “mujer” permite excluir a mujeres trans de servicios y espacios compartidos: es transfobia institucionalizada, disfrazada de ley.

En Hungría, el gobierno de extrema derecha aplica una ley que prohíbe cualquier manifestación pública LGTBIQA+, justo ahora que se cumplen 30 años del Orgullo de Budapest. Nos quieren invisibles y calladas. Bajo el pretexto de “proteger a la infancia” lo que hacen es vetar nuestros derechos, nuestra visibilidad y nuestra existencia.

Esta ofensiva transodiante se extiende por Europa con leyes regresivas y discursos de odio desde el poder. Aunque se dirija contra las personas trans, golpea a cualquiera que se salga de la norma. No miramos hacia otro lado. Lo que ocurre fuera también nos atraviesa. Por eso nuestro Orgullo es internacionalista y solidario.

Sindicalismo de clase, Orgullo combativo

Desde CGT defendemos un sindicalismo que no deje a nadie fuera. Que hable de nuestras vidas, denuncie las violencias que sufrimos y se comprometa con la transformación social. Un sindicalismo que abrace todas las identidades y formas de existir. Tenemos que seguir aprendiendo para construir espacios libres de discriminación donde participemos con igualdad, libertad y dignidad.

Este 28J volvemos a las calles con orgullo y con fuerza contra los discursos de odio y la extrema derecha.

Porque el Orgullo no se vende se lucha, se vive, se grita.

¡Por un Orgullo combativo y de clase!

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Fuentes:

www.felgtbi.org – informes de la Federación Estatal LGTBI+: Estado del Odio: Estado LGTBI+ 2025, Estado de la Educación LGTBI+ 2024

@marikasMMM – Movimiento Marika de Madrid

https://www.es.amnesty.org – Amnistía internacional

(Estos datos proceden de informes elaborados bajo la denominación LGTBI+, aunque en este manifiesto usamos LGTBIQA+ como forma integradora de todas las identidades disidentes.)