En mayo de este año podíamos leer en medios como El País o Cinco Días que “la SGAE tiene rival: EXGAE 1”. Según esos medios, la EXGAE “[pone] sobre el tapete dos filosofías completamente opuestas: del copyright al copyleft 2, pasando por la difusión libre por Internet a los aranceles virtuales en forma

de impuestos. En definitiva, son dos modelos antagónicos, dos formas de entender un mismo fin: la defensa y difusión de la cultura”.

En mayo de este año podíamos leer en medios como El País o Cinco Días que “la SGAE tiene rival: EXGAE 1”. Según esos medios, la EXGAE “[pone] sobre el tapete dos filosofías completamente opuestas: del copyright al copyleft 2, pasando por la difusión libre por Internet a los aranceles virtuales en forma

de impuestos. En definitiva, son dos modelos antagónicos, dos formas de entender un mismo fin: la defensa y difusión de la cultura”.

La EXGAE es una nueva iniciativa, como otras similares que están surgiendo a lo largo y ancho  del estado español, que pretende facilitar que por fin finalice el régimen de cuasimonopolio de las entidades de gestión, como es la SGAE y otras, para que así los creadores puedan tener nuevas formas de gestionar y distribuir sus obras, más acordes y consecuentes con el contexto social y tecnológico en el que nos
encontramos. Cosa que, de momento, no parece fácil, según comentaba a los medios de comunicación Ana María Méndez, vinculada la EXGAE: “el principal problema es que no se logra por ningún medio que las entidades de gestión reconozcan que son sólo gestoras y únicamente tienen capacidad para gestionar un repertorio limitado, que es el de los socios”.

Hablamos de “los socios” de las entidades de gestión, no de todos los creadores.